martes, 26 de enero de 2010

Paray-le-Monial, 1897



El X Congreso Eucarístico Internacional
20 al 24 de septiembre de 1897.

León XIII quiso que, en su décima versión, el Congreso tuviera como sede otro lugar simbólico para la cristiandad. Así lo expresó en correspondencia personal dirigida al Cardenal Perraud, obispo de Autun, Francia, el 29 de marzo de 1897:
Después de la ciudad de Jerusalén, no se puede escoger un lugar mejor para un Congreso Eucarístico que la ciudad de Paray-le-Monial. Allí, en efecto, es donde Jesucristo, que en la institución del Santísimo Sacramento había, por decirlo así, derramado en caudalosos ríos las riquezas de su amor, ha hecho brotar una nueva fuente de estas riquezas para repartirlas con mayor profusión, revelando el culto a su Corazón Divino, y de allí principalmente, por la cooperación de Margarita María, ha extendido su culto a la Iglesia Universal.
La sede fue, por lo tanto, la población de Paray-le-Monial, ubicada en el departamento de Saöneet-Loire, donde se alza el Santuario conmemorativo de las apariciones del Sagrado Corazón a santa Margarita María de Alacoque.
Los temas del Congreso fueron tres: la enseñanza eucarística, el culto a la Eucaristía y la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Participaron 676 congresistas acreditados, seis de ellos cardenales, siete arzobispos y treinta y ocho obispos.
La asamblea se inauguró en la basílica del Sagrado Corazón. Uno de los temas que más repercusión tuvo fue el relativo a la Comunión de los niños, tratado con tal pericia que sirvió de sustento doctrinal al decreto Quem Singulari. También fueron notables los discursos acerca de la devoción del Corazón Santísimo.
La procesión de clausura del Congreso, en pos del Santísimo Sacramento, se desarrolló en el interior del Monasterio de Santa Margarita María. El 24 de septiembre los congresistas retornaron a sus lugares de origen con el ánimo henchido de amor al Sagrado Corazón bajo el velo de las especies de pan y de vino.
En menos de veinte años, la nueva modalidad de los Congresos Eucarísticos Internacionales restituía a la Sagrada Eucaristía su lugar central en la piedad y devoción del pueblo creyente, al tiempo que acercaba más y más las conciencias de los cristianos a la solidaridad fraterna, que no es otra la proyección de la Eucaristía en la vida del pueblo de Dios.

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Fuente:
CHÁVEZ Alonso, Historia de los Congresos Eucarísticos Internacionales. Boletín Informativo #3. XLVIII Congreso Eucarístico Internacional. Guadalajara 2003. Págs.28-29.
Imàgenes: Web.

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