jueves, 11 de febrero de 2010

Lourdes, 1914



El XIV Congreso Eucarístico Internacional
22 al 26 de julio de 1914.


Lourdes, modesta población de la campiña francesa, bañada por el río Gave, cuyas aguas, invocando a la Inmaculada Concepción de la gruta de Massabielle, habían devuelto la salud a tantos enfermos durante medio siglo, congregó a una multitud en mucho superior a la que reuniera la precedente asamblea eucarística de 1899 en ese mismo lugar.
Durante cinco días la ciudad de María se convirtió en ciudad de la Eucaristía, uniendo al Hijo y a la Madre en un acto de homenaje, fe y amor.
No fue tarea fácil alojar a los cien mil visitantes que se dieron cita para tal acontecimiento, entre ellos seis Cardenales, ciento cincuenta Prelados y tres mil presbíteros, destacando la figura del Cardenal Legado, Gennaro Granito Pignatelli, Príncipe de Belmonte. Muy notable fue la delegación venida de Colombia, integrada por seiscientos congresistas, si bien los españoles formaron el contingente más nutrido, después de los franceses.
El temario general tuvo cinco secciones:
I. "El fundamento doctrinal y derechos del reinado de Jesucristo", a tenor de la tesis: Cristo, como Dios y como hombre, es Rey y ejerce su autoridad a través de la Iglesia
2. "Los beneficios de Jesucristo a la sociedad por la Eucaristía", refiriéndose a la virtud cristiana de la caridad entre los individuos y entre las clases sociales.
3. "Los homenajes a Jesucristo Rey en la Eucaristía", para referirse a las muchas formas de dar culto al Sacramento del Altar.
4. "El reinado social de Jesucristo en la Eucaristía y en el reino de María Inmaculada", para unir el Congreso al cincuentenario de las apariciones de Lourdes, con los dos siguientes apartados:
"María Inmaculada conduce a la Eucaristía"
"Lourdes y la adoración Eucarística".

5. "El jubileo de los Congresos Eucarísticos", para exponer el desarrollo doctrinal del reinado social de Jesucristo en la obra de los 24 C.E.I. anteriores.


Sesiones Generales:Los discursos de saludo fueron pronunciados en francés, castellano, inglés, alemán e italiano y los temas se desarrollaron de acuerdo al esquema propuesto, insistiendo las conclusiones en iniciativas pastorales prácticas. El célebre orador de Notre Dame de París, fray Albert-Marie Janvier, o.p., disertó sobre los milagros eucarísticos en Lourdes; el Diputado belga Briffaut, habló sobre "La Eucaristía, remedio del mal social" y, en su discurso D.J. Taltavull desarrolló el argumento sobre "Los progresos y vitalidad de la Adoración Nocturna Española.
Sesiones Particulares:
La sección francesa, la más numerosa, desarrolló "El reinado social de Jesucristo en la Eucaristía", en los Santos Padres, la Teología católica, los testimonios litúrgicos, el magisterio pontificio, los monumentos y las artes, y la restauración del culto eucarístico derivado de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
La sección española-latino-americana, la más entusiasta y numerosa después de la francesa, la presidió el Cardenal Arzobispo de Sevilla, don Enrique Almaraz Santos, asistido por cinco Obispos españoles, siete colombianos, dos venezolanos y un peruano. De las conferencias expuestas sobresalen:
"La soberanía social de la Eucaristía en el Congreso Eucarístico de Madrid y en Lourdes"
"La soberanía social de Jesucristo en los Himnos del Santísimo Sacramento"
"La Eucaristía y la familia".
Hubo también secciones especiales para los grupos lingüísticos italianos, portugueses y alemanes, y capítulos especiales para varones, mujeres y jóvenes. La sección reservada al clero empleó la lengua latina y estuvo compuesta por tres mil presbíteros, que ocuparon las tres cuartas partes de la Basílica, dedicándose al estudio y aplicación pastoral en las parroquias y en los colegios de los decretos Quam singulari y Sacra Tridentina Synodus. También abordaron la identidad de las Asociaciones sacerdotales y los retiros espirituales mensuales.
El día de la clausura, claro y espléndido, en la imponente explanada de la Basílica, celebró de pontifical el Cardenal Legado. Al término de la Misa, impartió la bendición con el Santísimo a los cien mil asistentes, en cuyo ánimo pendían ya las sombras de la terrible conflagración que hundiría a Europa durante cuatro años, en la peor crisis de la historia moderna.


En efecto, dos días después de la clausura del Congreso, el 28 de junio, se cometería en Sarajevo, Bosnia, el magnicidio del Archiduque Francisco José I, heredero al trono austro-húngaro, a raíz del cual se desencadenó un torrente de sucesos diplomáticos, cuyo epílogo fue la guerra, y uno de sus efectos fue la suspensión de los C.E.I. por espacio de siete años. El 21 de agosto de ese año, moría el Papa de la Eucaristía: San Pío X.

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Fuente: CHÁVEZ Alonso, Historia de los Congresos Eucarísticos Internacionales. Boletín Informativo #8. XLVIII Congreso Eucarístico Internacional. Guadalajara 2004. Págs.33-35.
Imágenes: Web.

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