martes, 23 de febrero de 2010

Munich, 1960




El XXXVII Congreso Eucarístico Internacional Pro mundi vita
31 de julio al 7 de agosto de 1960.


Cinco años y un nuevo pontificado romano, el de Juan XXIII, discurrieron hasta el momento en el que la capital bávara se dispuso como sede de un nuevo CEI
En la Misa de apertura, en la Odeonsplatz, el Arzobispo de Munich, Cardenal Joseph Wendel, indicó los lineamientos de esta asamblea, un mensaje de salvación y redención para el mundo moderno, un mundo que, a pesar de la redención sigue irredento, en la noche y en las sombras de la muerte.
Se debatió pues, la calidad de las relaciones sociales, la tentatoria voracidad de una sociedad de consumo y de manipulación masiva, capaz de olvidar y aún atropellar la dignidad de la persona humana. De acuerdo al tema del Congreso, Pro mundi vita (para la vida del mundo), el Cardenal Wendel señaló que "el hombre, a quien Dios comunica su vida, a quien el Hijo de Dios da su carne en comida, no puede ser sólo parte insignificante de una sociedad de masas. Su persona tiene una dignidad que exige respeto y estima, y a la que él mismo debe respetar".
Decenas de miles de congresistas recibieron este mensaje, teniendo como telón la imponente fachada del templo de los religiosos Teatinos y un engalanado entorno, aderezado por la juventud muniquesa con vistosos paños decorativos. En una tribuna de honor participaban en el acto el Presidente del Parlamento, el Presidente de los Ministros y el Presidente del Senado de Baviera, así como una gran cantidad de Ministros, Alcaldes y miembros de la Casa Real de Wittelsbach, de los claustros universitarios y organismos oficiales.

Miles de fieles se postraron en el empedrado bajo el sol ardiente y comulgaron en el mismo lugar, al final se exhortó a los presentes a pronunciar el Padre Nuestro por la paz del mundo.

A las tres de la tarde de ese día llegó el Cardenal Gustavo Testa, Legado Pontificio, al aeropuerto, donde fue recibido por el Presidente de Ministros, Hans Ehard.
En la Marienplatz (Plaza de María), corazón histórico de Munich, el Legado escuchó el himno pontificio: "Tu es Petrus", seguido de la lectura de bula que lo acreditaba como embajador papal, el saludo del Cardenal Wendel, y del Cardenal José da Costa Nuñez, Presidente del Comité Perpetuo de los Congresos Eucarísticos Internacionales.
El lunes 1 de agosto estuvo colmado de actos especiales, entre ellos el encuentro franciscano, movimiento laical asistido por el Obispo de Essen, monseñor Franz Hengsbachd. En el aula magna del Congreso se reunió un Congreso Científico Internacional con el tema: "El culto y el hombre de hoy", a lo largo del cual eruditos de todo el mundo deliberaron acerca de la religiosidad de numerosas culturas, concluyendo en la necesidad humana del culto para encontrar a Dios, todo lo cual hizo afirmar al Cardenal alemán Agustín Bea, que el Congreso de Munich era "la unidad en la pluralidad".
El 2 de agosto, a pesar de la pertinaz lluvia, se presentaron dieciséis disertaciones, entre ellas:
"La Eucaristía en el arte alemán"
"La piedad bávara"
"La vida católica en Alemania"
"La situación misionera y la actividad de las misiones católicas"
"La iglesia bávara en la Edad Media"
otros actos culturales fueron una exposición de documentos y manuscritos del Estado Bávaro y una exposición de la arquitectura sacra contemporánea en Alemania, en la apertura de la cual se ejecutó la imponente Misa en si bemol de Juan Sebastián Bach, temática musical asumida en otros foros por estos días. Por la tarde se ofreció una rueda de prensa.
El miércoles seis mil niños llenaron la Catedral de Nuestra Señora, mientras el Cardenal Joseph Wendel presidía la Misa en la que tal cantidad de infantes recibieron por primera vez la Comunión. La predicación fue sencilla, clara y muy familiar. Hubo una asamblea de jóvenes estudiantes y una solemne Misa oficiada por monseñor Irenäus Dud, Obispo de Rumbek, Sudan.
La tarde de este día se tuvo la apertura de la Statio Orbis en la Gran Explanada dispuesta para el caso, ante doscientos cincuenta mil fieles venidos de todo el mundo. Según el profesor Richard Egenter: "Entre el júbilo del pueblo entró Cristo, el Señor, en su ciudad Jerusalén. Entre gritos de júbilo, saludará también el mundo católico al Señor eucarístico en la custodia con motivo de la apertura de la Statio Orbis".

A las 20:00 hrs., bajo un atardecer de verano, se inauguró solemnemente esta estación de la Sagrada Eucaristía celebrada por todo el mundo católico, se entonó el himno del Congreso y el Arzobispo de Berlín, Julios Cardenal Döpfner, predicó sobre la expectación de los pueblos. Después, el Santísimo Sacramento, iluminado por teas, fue trasladado por el Secretario General del Congreso, monseñor Johannes Neuhäusler, al manifestador. Se entonaron himnos de alabanza y, postrados, los congresistas recibieron la bendición eucarística.
El jueves hubo conferencias para clérigos:
"Las diferentes formas de meditación y de la piedad eucarística" (monseñor Theodor Schnitzler)"El Pan de la Unidad y de la Paz" (profesor Paul Lenz-Médoc, de la Sorbona de París)
"El nuevo mandamiento: misión y obra de la Cáritas" (monseñor Albert Stehlin, Presidente de la asociación humanitaria católica Cáritas)Este último tema sería la ponencia principal de los actos del Congreso.
El viernes 5 de agosto, día penitencial, el Congreso evocó las horas de la agonía del Señor en el mismo lugar donde la crueldad humana acumuló injusticias: los miles de condenados a muerte ejecutados en el viejo campo de concentración de Dacha. Tres mil jóvenes católicos, desde las primeras horas de la mañana recorrieron a pie, un trayecto de 17 kilómetros desde el campo de Oberwiesenfield hasta el antiguo campo de concentración de Dacha. Al amanecer participaron en la Santa Misa, presidida por el Arzobispo polaco Adam Kozlowiecki, oraron por la paz del mundo y evocaron las atrocidades cometidas por Adolfo Hitler. Cincuenta mil fieles, entre ellos algunos testigos oculares de los hechos, acudieron al acto.

El sábado 5 de agosto, día de la Transfiguración del Señor, a diferencia de la víspera, fue para presentar la luz de Cristo como el nuevo orden de Dios, en especial la gracia de poder consagrar al mundo mediante la Eucaristía. El Cardenal Valerian Gracias, presidió una Misa para los jóvenes en la cual predicó el Obispo de Mangucia, Albert Stohr, el tema "que todos sean uno": "Con esta petición penetramos en el núcleo de la Santa Eucaristía, que opera la unión con Cristo y la unidad de los cristianos entre sí. Así toda la cristiandad aunque esté esparcida por toda la tierra, debe ser una unidad en y con Cristo.
El domingo 7 de agosto, día de la clausura del Congreso, un gran torrente de fieles, procedentes de todo el mundo, se dio cita alrededor de la explanada donde se montó un artístico y monumental baldaquín amarillo, centenares de Obispos, doce mil Presbíteros y millares de fieles escucharon a través de los altavoces, durante la Misa de Clausura, la voz del Papa, quien llamó al Sacramento del altar "la fuente de toda fuerza y de toda perfección, donde se profundiza y perfecciona la vida y la familia, y la Iglesia recibe nuevos impulsos, fortalecimiento y entusiasmo".

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Fuente: CHÁVEZ Alonso, Historia de los Congresos Eucarísticos Internacionales. Boletín Informativo #12. XLVIII Congreso Eucarístico Internacional. Guadalajara 2004.
Imágenes superiores: Wikipedia (vista desde el campo) Sweetholidays (aquí puede encontrarse una leyenda de la Frauenkirche o Iglesia de Nuestra Señora).
Imágenes dentro del texto: LAVENA, Massimo e Fabrizio Stinellis. Imágenes de los Congresos Eucarísticos Internacionales, de 1926 a 2000. Centro Televisivo Vaticano y Filmoteca Vaticana. 2004. DVD

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