lunes, 8 de febrero de 2010

Madrid, 1911



El XXII Congreso Eucarístico Internacional
25 de junio al 1° de julio de 1911.


A menos de diez meses de haber ocurrido en Montreal, la siguiente Statio Orbis, fue celebrada en la ciudad de Madrid, capital de España, bajo la presidencia del Cardenal Gregorio María Aguirre García, Arzobispo de Toledo y Legado Pontificio para el Congreso, varón de austera vida y proverbial pobreza, quien a su llegada a Madrid, en cuya Catedral fue recibido, pudo escuchar por vez primera el himno oficial del Congreso, destinado a echar hondas raíces en el gusto del pueblo: Cantemos al amor de los amores, con letra del fraile agustino Restituto del Valle y música del maestro I. Busca Sagastizabal.


El rey Alfonso XIII y su madre María Cristina de Habsburgo-Lorena, se unieron al gozo popular del Congreso, recibiendo al Legado en audiencia en el Palacio Real. La tarde del 24 de junio, comparecieron ante el Cardenal Legado los eclesiásticos acreditados ante el Congreso, cuarenta Arzobispos y Obispos y cuatrocientos Presbíteros, casi todos españoles.


La sesión inaugural fue la tarde del día 25, en la iglesia de San Francisco el Grande. Después de las palabras del Legado, el infante don Carlos de Borbón saludó a nombre del Estado español a los prelados y fieles congregados. A continuación, el Obispo de Namur, en perfecto español. vaticinó que, siendo España una tierra de fe y piedad, ese Congreso no iría a la saga de los anteriores

Tres géneros de trabajos se llevaron a cabo en el Congreso:

las Sesiones generales,las Sesiones particulares
y el Certamen literario.
Durante las sesiones oradores eclesiásticos y laicos pronunciaban discursos, al término de los cuales se intercalaban motetes eucarísticos y como epílogo, el canto del himno oficial. Los oradores eclesiásticos fueron Monseñor Bruchesi, Arzobispo de Montreal, quien presentó en síntesis los frutos del Congreso anterior al de Madrid; con soberana elocuencia, el Arzobispo de Sevilla expuso el tema "Deberes de padres, maestros y periodistas en orden a la Comunión diaria"; el Arzobispo de San Luis Potosí, México, don Ignacio Montes de Oca y Obregón, eximio humanista, habló de "La Eucaristía como lazo de unión entre las naciones católicas del Viejo y el Nuevo Mundo"; el Abad Ballete, cantó en inspirados períodos los prodigios ecuarísticos de Lourdes; el Prelado de Beja, Portugal, consumado orador, propuso "La Comunión diaria como restauradora de los pueblos".
Los congresistas fueron agrupados en ocho secciones particulares, según su familia lingüística. Entre todas sobresalió la delegación hispano-americana, la más numerosa. Cada sección debía encabezarla un Obispo. Los temas tratados fueron los siguientes:

1ra. Sección: La Presencia Real.
2da. Sección: El Argumento Teológico sobre el Sacramento.
3ra. Sección: El Valor del Sacrificio Eucarístico.
4ta. Sección: La Teología e Historia del Sacramento.
5ta. Sección: Literatura y Arte.
6ta. Sección: Las Obras Eucarísticas.
7ma. Sección: Temas Sacerdotales.
8va. Sección: Obras Sociales.

Entre las asistentes de las Ligas Femeninas se contó con la infanta doña María Teresa. En las sesiones se acordó instituir una Liga Internacional compuesta por casi dos millones de señoras.
La noche del día 26, en el Teatro Real, don Marcelino Menéndez y Pelayo, obtuvo el beneplácito del auditorio con su erudito discurso sobre los Autos Sacramentales, desde sus albores hasta su pleno desarrollo con Pedro Calderón de la Barca.

La Comunión general de niños del día 28 reunió más de veinte mil niños comulgantes. En el cablegrama dirigido al Papa, se le hizo saber que en la procesión de clausura asistieron 100 Obispos, ocho mil Presbíteros, dos mil terciarios, diez mil adoradores nocturnos, innumerables cofradías que por espacio de cuatro horas desfilaron en orden marcial en filas de ocho.
En el salón del Trono del Palacio Real, ante la presencia de Jesús Sacramentado, se consagró España a la Eucaristía. Setenta mil fieles recibieron en la plaza de la Armería, la bendición con el Santísimo.

Para concluir las celebraciones, se determinó el día 30 de junio una excursión a Toledo y para el 1° de julio la Vigilia General Extraordinaria de la Adoración Nocturna en el monasterio de El Escorial. Seis mil congresistas y un buen número de prelados marcharon a la antigua capital del Imperio Español, donde se realizó una liturgia en rito mozárabe, evocándose en la sentida homilía los concilios toledanos.

Doce mil adoradores nocturnos se congregaron en el monasterio de San Lorenzo del Escorial. La Vigilia comenzó a las 21:00 hrs. Unos treinta mil fieles comulgaron en ese acto, en el que brilló el entusiasmo de la Adoración Nocturna Española.

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Fuente: CHÁVEZ Alonso, Historia de los Congresos Eucarísticos Internacionales. Boletín Informativo #7. XLVIII Congreso Eucarístico Internacional. Guadalajara 2004. Págs.41-44.
Imágenes: Web.

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