miércoles, 17 de febrero de 2010

Dublín, 1932



El XXXI Congreso Eucarístico Internacional
22 al 26 de junio de 1932.


Se eligió la capital de Irlanda para esta versión del C.E.I. por celebrarse ese año el XV centenario del tránsito de San Patricio, apóstol del critianismo en esas latitudes, muy unidas a Roma.
El Legado Pontificio, cardenal Lorenzo Lauri, fue recibido con especial deferencia en la Isla de los Santos, la Irlanda misionera de Europa, paradigma de fidelidad católica, quien por tres siglos soportó toda suerte de vejaciones del rencor protestante, el cual no consiguió ahogar la fe de los irlandeses.
Las autoridades eclesiásticas y civiles hicieron patente su adhesión al Romano Pontífice en la persona del Legado, quien, en su recorrido por la ciudad fue aclamado por muchedumbres incontables antes de llegar a la Catedral, entonces en construcción.
El Congreso se inauguró en la misma Catedral el día 22 de junio. Tomaron parte en el acto el Arzobispo de Nueva York y el Presidente del Comité Pontificio para los C.E.I. Se mencionó en el acto la inquebrantable fortaleza del pueblo irlandés, gracias a la cual era posible en ese momento celebrar pública y solemnemente los Sagrados Misterios, y llevar en procesión por las calles a Jesús Eucaristía.
Al día siguiente, en el Phoenix Park, doscientos mil congresistas varones, entonaron el O salutaris Hostia y el Tantum Ergo antes de recibir la bendición, de rodillas, en medio de un mar de luces: las velas empuñadas por la multitud. En palabras del Cardenal Legado fue esta una "asamblea maravillosa".
La mañana siguiente, de nuevo en el Phoenix Park hubo otra reunión, pero de mujeres, las cuales superaron en número a los varones, recibiendo el mensaje del Legado: "Vosotras, mujeres, con vuestra piedad sincera, genuina, sois las dignas sucesoras de generaciones de cristianas irlandesas, émulas de Santa Brígida y de otras heroínas de la fe".
El "Día de los niños", comenzó con la Santa Misa en el Phoenix Park, celebrada por el octogenario obispo de Sydney, monseñor Kelly, ante un ejército compuesto por cien mil infantes, a quienes el Cardenal Lauri, en breve y ardorosa prédica, exhortó a ser siempre la gloria y tesoro de la Iglesia Católica, ardientes devotos de la Sagrada Comunión.
En las secciones particulares de estudio destacó la española, a la que se unieron muchos irlandeses. En ella el R.P. Alberto Colunga, o.p. expuso el valor de la epíclesis en la Liturgia; también se habló de la relación de fe entre Irlanda y España.
Un millón de fieles se distribuyeron en las quince hectáreas del Phoenix Park para la Misa, celebrada a las 12:00 horas y presidida por monseñor Byrne, Arzobispo de Dublín y un excepcional cortejo de distinguidos prelados, clérigos y autoridades civiles, quienes, después de la Misa, en pos del Santísimo Sacramento y del relicario de San Patricio, se encaminaron al parque de O'Connell, donde recibieron la bendición impartida por el Legado, visiblemente conmovido. El acto terminó con el canto atronador de Faith of fathers, que entonaron un millón de voces.
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El Irish Times, diario protestante, expresaría esta opinión al día siguiente: "...miles de personas que no pertenecen al redil del Pontífice Romano quedan conmovidos y edificados por la santidad de la fiesta: pueblo que así se une en tan solemne profesión de fe no cabe duda que está llamado a grandes y nobles destinos".
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Fuente: CHÁVEZ Alonso, Historia de los Congresos Eucarísticos Internacionales. Boletín Informativo #9 y 10. XLVIII Congreso Eucarístico Internacional. Guadalajara 2004. Págs.24-25.
Imágenes: Web.

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